Puebla


Puebla es una ciudad colonial y capital del Estado del mismo nombre. Está al sureste del DF y se puede ir y volver en el día. Como os decía, los autobuses de larga y media distancia son muy buenos, así que tranquilamente se puede echar una cabezadita o disfrutar de las vistas y ver cómo nos acercamos a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl (en los días claros se puede ver cómo sale la nube de vapor y lava que el Popo expulsa todos los días). Dice la leyenda que son dos amantes. Iztaccíhuatl creyó que el jóven guerrero Popocatépetl había perecido en la guerra y murió de pena. Cuando Popocatépetl volvió, mandó construir una gran montaña como enterramiento y llevó el cuerpo de su amada para ser sepultado con ella. Llevaba una antorcha y se dice que cuando Popo recuerda a su amor y las condiciones de su muerte, se levanta una gran nube de humo de su antorcha.

Catedral de Puebla

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Capilla del Rosario
El centro histórico de Puebla Patrimonio de la Humanidad desde 1987, es muy extenso y guarda unos edificios de época Virreinal y del siglo XIX muy interesantes y grandiosos, como el taller de Cerámica de Talavera (Poblana), lleno de azulejos en su fachada, el Museo Regional Casa del Alfeñique, Museo Universitario Casa de los Muñecos, el Museo Amparo, la Biblioteca Palafoxiana y múltiples edificios más. La Catedral de Puebla y la Capilla del Rosario son dos de los edificios más sobresalientes de su arquitectura, construidas entre los siglos XVI y XVII, son prueba de la riqueza artística de la ciudad. Como veréis todo es muy colorido.
Después recorrimos el barrio de los artistas, donde se concentran gran cantidad de pintores y escultores en unos pequeños estudios-tienda a lo largo de una pequeña calle cerca del mercado de libros y antigüedades varias. Allí probamos el famoso mole poblano, uhmm.

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